Última entrevista
concedida por Torrente Ballester
«Don
Quijote es lo único fantástico que hay en España»
La última entrevista
de Torrente Ballester data de hace apenas un mes. Alianza Editorial va
a publicar próximamente una colección con todas sus obras,
y mantuvo esta conversación con fines promocionales. Las declaraciones
de Torrente Ballester, que por su interés les ofrecemos, resumen
su credo de escritor, su ironía y su genio fabulador.
–¿Qué
piensa de la recuperación de sus obras en El Libro de Bolsillo de
Alianza Editorial?
–Me parece muy bien. La
colección me gusta mucho.
–¿Por qué
eligió la pintura de Goya para ilustrar las portadas de sus libros?
–Es el pintor que más
me gusta, por el contraste entre la seriedad de la figura y la falta de
seriedad de lo representado. Intenté que los cuadros de cada tomo
se adaptaran al argumento de la obra.
–¿Con qué
obra suya se quedaría y por qué?
–Me quedo con «Fragmentos
de Apocalipsis», porque aún no tiene final. O quizá
con «La saga/fuga de J. B.», por razones de perfección
estética. O con «Don Juan», porque es más redonda.
Uno tiene sus preferencias, y entre las preferencias elige. Todo depende
de la hora del día en que se me haga esa pregunta.
–La reflexión
sobre conceptos como ficción y realidad ha sido una constante en
su obra. ¿Cómo cree que debe conjugar ambos conceptos un
escritor de nuestros días?
–No creyendo en ellos. La
explicación a esta pregunta es muy larga.
Empacho
de realismo
–En el prólogo
a «Don Juan» dice usted que el libro nació de «un
empacho de realismo». ¿A qué se debía? ¿Qué
buscaba con esa obra? ¿Qué supuso partir de un personaje
de ficción? ¿Cree que hoy vivimos también un empacho
de realismo?
–Mi literatura se puede
dividir en dos partes. Estas partes están marcadas por una novela
en la cual más o menos he seguido las pautas del XIX (me refiero
a la trilogía «Los gozos y las sombras»). A continuación
de esa novela he pretendido hacer una novela distinta, y de eso ha salido
«La saga/fuga de J. B.», en la cual hay una suma de elementos
tradicionales y otra suma de elementos absolutamente nuevos. «Don
Juan» nació del «empacho de realismo» que supuso
la trilogía, aunque hubo necesidad de echar mano de muchos elementos
reales en su composición. Hoy lo que ocurre es que hay falta de
imaginación, y no porque los escritores no la tengan, sino porque
no la ponen en práctica. Y el «empacho de realismo»
se debe precisamente a la falta de uso de la imaginación.
–Hoy que se habla tanto
de «realidad virtual», ¿no es paradójico el escaso
éxito del género fantástico en la narrativa?
–Hoy se habla de «realidad
virtual» sin saber lo que es. Yo tampoco lo sé. La «realidad
virtual» es una fantasía a medias. La fantasía ha de
reunir determinadas condiciones que la «realidad virtual» no
tiene. Es cierto que la narrativa fantástica en la actualidad no
tiene éxito: no sé por qué. Lo que se cree «realidad
virtual» no lo es; es una invención. Si nos limitamos a España,
Don Quijote es lo único fantástico que hay.
–También a propósito
de «Don Juan» usted escribió que prefería llamar
«historia» y no «novela» a esa obra suya. ¿Cómo
calificaría «La saga/fuga de J. B.», como historia o
como novela? ¿Qué diferencia establece entre ambos conceptos?
–Historia. La diferencia
estriba en la aproximación de cada una de ellas a la realidad: todo
depende de las palabras. La relación de la historia y de la novela
con la realidad nunca se llega a establecer: es más, o menos, pero
nunca una cantidad determinada. Existe la palabra, existe la imagen, y
existe lo que está entre la palabra y la imagen. La cantidad y la
calidad de la relación entre la palabra y la imagen depende del
autor. Lo que yo no tengo resuelto todavía es la relación
definitiva de la realidad con la literatura. Para mí, hasta ahora,
la realidad no fue más que el lugar donde se hallan y donde se encuentran
los materiales. Seguiré investigando.
–Acaba el milenio. ¿Cómo
cree que será la novela en el siglo XXI?
–No me gusta hacer profecías.
Qué sé yo.